Vuelo del Colibrí

Vuelo del Colibrí​

Tú, salta… que las alas te creceran en el camino!

Por supuesto que dentro de mi lista de países por visitar estuvo Marruecos, pues yo siempre muy soñadora desde niña, recuerdo que  mi madre veía una novela grabada en dos países Brasil y Marruecos, era una novela de amor, en donde salían míticas escenas románticas en el desierto, y siempre me preguntaba, de verdad existe un lugar tan hermoso formado de dunas de arena extensas en donde le horizonte no tiene fin?  Esas imágenes me quedaron grabadas y sabía que en algún momento caminaría por esas amplias montañas de arena.  

No hay soñador pequeño ni sueño tan grande; unos años más tarde cuando estuve de estudiante en Madrid, planificaba mi viaje con dos compañeras de la Universidad.  Uno de mis profesores es marroquí y la planificación se hizo mucho más fácil, mi profesor fue tan amable que gracias a él pudimos hacer un recorrido de norte a sur por todo el país.  Llegando a Rabat nuestro profesor nos hospedó en su casa, nos proporcionó una guía con la que paseamos por el centro de la ciudad, y luego degustamos una deliciosa cena.

La Ruta Hacia El Desierto

Al día siguiente desde la estación de tren nos dirigíamos a Fez, el trayecto nos tomó alrededor de 3 horas.  En todo momento pude ver la amabilidad de la gente, al inicio estábamos un poco tímidas y temerosas, teníamos todas las miradas sobre nosotras, todas las mujeres llevaban velo, vestidos largos, y nosotros éramos la excepción. En nuestro vagón del tren estaba una familia y un chico que viajaba sólo, el más joven de la familia abrió un paquete de galletas e inmediatamente empezó a compartir con nosotras, que manera de romper el hielo, ellos no hablaban inglés pero con señas mantuvimos una pequeña conversación e inmediatamente el chico que iba sólo empezó a hablar con nosotras en inglés. Ellos resultaron ser más sociables que nosotros.

En Fez tuvimos un recorrido en la emblemática y famosa Medina, nos acogieron en una casa tradicional, conocimos mucho de la cultura marroquí, el proceso del cuero para hacer sus famosos bolsos y artículos coloridos, el tejido de alfombras, visitamos el mercado de especias y hasta nos tatuamos diseños con henna. Aún quedaba un largo camino para llegar al desierto.

Para aprovechar el tiempo decidimos hacer el viaje en autobús durante la noche, ya que teníamos un trayecto de 9 horas de Fez a Merzouga (es un pequeño pueblo que está al sudeste de marruecos  muy cerca del Desierto del Sahara).  Después de un viaje muy cómodo habíamos llegado al pueblo, yo esperé bajar del autobús y tener el desierto a mis pies; pues no! Aún quedaba camino por recorrer.

Moha es el nombre del joven guía de turismo que nos recibiría en la estación de autobús, estaba ahí esperando por nosotras en una camioneta que tardó 30 minutos en llegar a su casa, en donde nos recibió su familia, compuesta por alrededor de 11 personas, son gente muy humilde que viven del turismo. Mientras desayunábamos Moha nos hablaba sobre su trabajo en el desierto, llevaba 12 años viviendo de esa actividad, recoger turistas, hacer el recorrido en camello formando caravanas hacia el desierto, cocinar, y hacer música tashelhit propia de los bereberes (son las personas pertenecientes a un conjunto de etnias autóctonas de África del norte), en toda su experiencia y sin ni siquiera asistir al colegio, aprendió a hablar 5 idiomas.

Viaje Marruecos
Hannah - Marruecos

La Caravana Hacia el Desierto

Desde la casa de Moha podía distinguir una parte pequeña del desierto, yo quería salir corriendo y tocar la arena dando vuelcos sobre ella, mientras nuestro guía nos explicaba que vamos a ir al desierto a las 18:00 junto a la caída del sol, mientras tanto teníamos que descansar y elegir a nuestros dromedarios (camellos), era la primera vez que veía uno de esos curiosos animales, a primera vista me encantaron,  yo elegí el más sonriente, su nombre era Elvis.

Yo estaba lista para mi paseo hacia el desierto, y nuevamente mi guía puso un stop para poner nuestros pañuelos en la cabeza, no crean que este accesorio únicamente se usa por estética, esto tiene varias funciones,  sirve de protección solar, se deja una parte larga expuesta para cubrir la cara cuando hay un viento fuerte y no llenarse de arena, en caso de que se encuentre agua en el camino se lo puede empapar y sirve para refrescarse.  Ya con todo el equipamiento listo, nos preparamos para salir.

Si, ya estoy en medio del desierto y no es un sueño, mis ojos pueden apreciar el melodioso paraje de inmensas dunas con la hilera de imponentes camellos recorriendo en perfecta armonía. Ese mar de arena de color anaranjado me hipnotiza, con sus cambios de color a lo largo de la tarde  y su baile de sombras me dejan fascinada.

Tras aproximadamente 40 minutos llegamos a nuestro campamento, en donde están nuestras tiendas en forma de U, dejando en medio nuestro comedor.  Nuestra tienda está cubierta de alfombras y cojines para sentarse a descansar.  Yo no quería meterme a una tienda, yo decidí salir, caminar, tomar fotos (sé que no gozo de una habilidad innata), y simplemente disfrutar mi entorno.

Viaje Marruecos
Viaje Marruecos

Durmiendo con las Estrellas

El día termina de repente, casi sin luz desciendo por las dunas deslizándome por la arena y llevándome conmigo medio desierto.  La cena está lista y un grupo de personas de varios países nos disponemos a cenar un delicioso tajin de pollo y sopa de verduras, Moha es un excelente chef!

Posterior a nuestra cena viene la música, Moha y sus hermanos tocan la música tradicional tashelhit, y sus sonidos antiguos se pierden en la obscuridad del desierto. La noche como casi nunca la vemos en el mundo del que venimos está completamente estrellada.  La gente empieza a dirigirse a sus respectivas tiendas, pero un grupo de alemanes y yo decidimos sacar nuestros colchones y dormir en el lugar que inicialmente fue nuestro comedor, en medio del campamento.

Yo realmente perdí la noción del tiempo, pero en cuanto me recosté en el colchón y me cobijé empecé a ver como el cielo se cubría de luces brillantes, yo imaginaba que estaba en un inmenso planetario natural, poco a poco parecía que las estrellas caían, y se convertía en una lluvia lenta que luces, yo extendía mis manos a los costados como queriendo atrapar una de ellas. Vivía uno de los momentos más mágicos de toda mi vida; entre asombrada y agradecida lloraba de felicidad, no es exageración pero debo reconocer que en aquella noche presencié y sentí la plenitud del Universo.

Viaje Marruecos
Marruecos