Vuelo del Colibrí

Vuelo del Colibrí​

Tú, salta… que las alas te creceran en el camino!

Durante mis viajes vacacionales en mi exótica y hermosa Latinoamérica, uno de los más destacados fue una escapada a Brasil, era infalible hacer un recorrido en la encantadora ciudad de Río de Janeiro.

Honestamente  antes de hacer este viaje recibí muchas recomendaciones como: tener cuidado, es un país peligroso, tratar de andar en grupos grandes, no quedarse en la playa hasta altas horas de la noche, etc. etc., considero que en todos los lugares del mundo debemos tener cuidado por donde andamos, que sitios visitamos, tener especial atención con nuestros documentos como pasaporte, tarjetas de crédito, y sobre todo con qué personas nos relacionamos; sí no lo puedo negar en Latinoamérica debemos dar énfasis a la seguridad.

Con todas las advertencias y con las antenitas de alarma bien puestas, nos fuimos, una compañera de la universidad esta vez fue mi cómplice de viaje.  En nuestro itinerario llegábamos a Sao Paulo en donde nos quedaríamos unos días para hacer negocios y luego continuar a Río de Janeiro y la pequeña ciudad de Campos de Jordao.

De Sao Paulo a Rio!

Tomamos un vuelo de una hora de Sao Paulo a Río de Janeiro; para recorridos cortos por seguridad todo ese tiempo nos habíamos movilizado en taxi, llegamos al hotel que estaba a 5 minutos de la playa de Copacabana, y decidimos ir a cenar en las orillas del mar en unos pequeños restaurantes. Hasta ese momento no tuvimos problema con la comunicación, si bien es cierto no hablo portugués pero era muy fácil entendernos.  Mientras cenábamos y disfrutábamos de música en vivo, a unas dos mesas distantes de la nuestra mí oído bien adiestrado escuchó a dos muchachos que hablaban en español, y al parecer ellos nos habían escuchado a nosotras.  Inmediatamente uno de ellos se acercó y nos preguntaron si deseamos tomar algo con ellos, aceptamos y entablamos una conversación muy amena, eran dos chicos colombianos Sebastián y Felipe, que habían llegado a Río de Janeiro con un grupo de amigos de la Universidad, además nos invitaron al día siguiente a unirnos en su grupo para visitar al Cristo del Corcovado.  Acabada la cena ellos decidieron ir a su hotel y nosotras íbamos a ir a recorrer un poco el malecón de Copacabana.

Mi amiga y yo nos quedamos unos minutos más en ese pequeño restaurante al aire libre, porque nos gustó la música en vivo, cuando decidimos irnos, un camarero se acercó a cobrar la cuenta y pagamos con tarjeta de crédito, este preciso momento estaba a punto de suceder algo que iba a arruinar mi viaje, y no me di cuenta sino hasta el día siguiente.

Viaje-Brasil
Viaje Brasil

Mi Segunda Maravilla del Mundo....

Nuestro grupo de nuevos amigos esperaba por nosotras en el lobby del hotel a las 09:00 de la mañana. Teníamos que llegar a la  playa de Lido, donde se ubica una compañía que nos llevaría al Cerro Corcovado, hay un parque cerrado con rejas verdes y se vé no solo un cartel enorme con una foto del Cristo, sino un montón de gente dispuesta a adquirir su entrada.  Luego de hacer una fila, estábamos entrada en mano saliendo rumbo al Corcovado. Unas pequeñas y muy cómodas furgonetas nos hacen el recorrido hasta el gran mirador, después de un corto de viaje, y una subida al cerro bastante ágil llegamos!! Y ahí se veía, de espaldas, el Cristo Redentor. Con sus brazos abiertos. Ese que vimos en tantos documentales y fotos. Estábamos al fin ahí!!  De hecho, considero que esta es la mejor foto ininterrumpida de mares de gente que pude tomarme con la gran estatua.

El Cristo Redentor es un ícono de Brasil, considerada una de las 7 maravillas del mundo moderno desde julio del 2007. Una de las imágenes más famosas cuando vemos artículos sobre viajes a Brasil. Seguro al hablar de Rio de Janeiro, todos pensemos enseguida en este lugar! Además, es un lugar de peregrinación para los católicos, por lo cual tiene también un gran valor cultural y religioso.    Esta maravilla es una estatua de Jesús de Nazaret con los brazos abiertos, de casi 40 metros de alto, contando el pedestal sobre el que se ubica. Está a 710 metros sobre el nivel del mar, en la cima del Cerro Corcovado; a mi parecer este sitio goza de fama y se distingue de entre varios sitios turísticos por las impresionantes vistas que tenemos ahí para disfrutar de la ciudad.  

Cristo Redentor - Río de Janeiro, Brasil
Primeras vistas a la llegada al Cristo Redentor

Tuvimos la suerte de tener un día despejado maravilloso con un sol radiante, un cielo celeste intenso, no podría haber sido mejor. Y, obviamente, ahí estaban… miles de personas con la misma intención que nosotros, ver esa maravilla del mundo en todo su esplendor.  Fue muy difícil tomar una foto decente en esas condiciones, pero hay que tener paciencia para visitar este tipo de lugares. La gente está un tanto excitada y efusiva, queriendo tomar su foto, muchos no respetan que uno quiere disfrutar del lugar, te pasan por encima, te pisan, de todo. Pero esto no solo pasa acá sino en cualquier lugar donde el turismo sea masivo.  Entre risas y bromas no tuvimos más opción que fotografiarnos a nuestro estilo y apreciar el momento lo que  tenemos delante de nuestros ojos, tratando de grabar todo en la memoria y ser conscientes de que éramos unos privilegiados.

Amigos Para Siempre ...

Durante todo ese día compartimos con ese grupo de amigos, en la tarde nos reunimos nuevamente para cenar, y caminar un poco por el malecón de Copacabana.  Los viajes nos dan experiencias únicas y te abre puertas para conocer a cientos de personas de todo el mundo, en algunos casos conectas al instante, y de conocidos pasan a ser amistades que se vuelven duraderas y muy especiales. 

Con uno de los chicos formamos una conexión bastante fuerte, conversábamos de nuestras vidas en nuestros países, y teníamos varias cosas en común; en ese entonces Sebastián era un chico tímido que me decía que su sueño es llenar todas las hojas de su pasaporte con sellos y viajar por el mundo, le dije que él lo puede hacer y le extendí una invitación a Ecuador, bueno, cualquiera diría esas conversaciones que haces al azar e invitas a que la gente conozca tu país, nada que ver!! más adelante verán en uno de mis post como este chico tímido llego a las fiestas de mi pueblo en Sangolquí – Ecuador.

Un Viaje con Sal y Dulce

Bueno, quiero que sepan que así como la vida, los viajes también están hechos de dulce y amargura, y la noche de ese gran día, me tocó saborear la parte más amarga de este viaje; resulta que en el pequeño restaurante en donde cenamos la primera noche, me clonaron mi tarjeta de crédito, cómo? No lo sé! La cuestión es que en la mañana mientras yo visitaba al bello Cristo, los ladrones hacían de las suyas y ellos con los datos de mi tarjeta se gastaban 1.500 dólares en electrodomésticos!! 

Estábamos cenando aquella noche y cuando me decidí a pagar, me dice la camarera que mi tarjeta no tiene fondos, dije tal vez es un error y pagué en efectivo. Cuando llegué al hotel inmediatamente ingresé a la página web de mi banco y no había reflejado ningún gasto más que el de la cena anterior.  Esperé al día siguiente para comunicarme con mi banco, y claro, oh sorpresa la mía ya tenía cargados los consumos de una lavadora, una tostadora y un teléfono móvil, inmediatamente bloqueé mi tarjeta y denuncié el robo.   Tenía dos opciones, arruinar mí viaje y amargarme por el resto de los 5 días que aún quedaban o buscar soluciones.   Dinero es dinero, eso se hace, se consigue, así que la solución número uno fue llamar a otro banco y habilitar otra tarjeta de crédito.

Mirador Cerro del Corcovado - Río de Janeiro

No crean que todos los viajes salen perfectos, siempre hay percances que un buen viajero debe saber sobrellevar, son experiencias que nos hacen aprender y crecer durante el viaje más importante… La vida.

En esta aventura me robaron dinero, que luego mi banco me los devolvió; pero gané algo que he valorado ya por largos años “un amigo” llevo 5 años de amistad con Sebastián, amigos a distancia, nos contábamos muchas cosas por audio, videos, hemos celebrado cumpleaños on line, trabajos nuevos, viajes, navidades,  luego su matrimonio, mis mudanzas, mis historias, en fin… y no veo el momento en que esta vida nos vuelva a unir.