La famosa ciudad de las luces y de los rascacielos, la gran ciudad que no duerme, el lugar que está invadido de hermosos contrastes todas las estaciones del año, con uno de los mejores paisajes urbanísticos del mundo, si, éste es New York !
Desde que tenía 6 años de edad y vi la película Home Alone, en Latinoamérica conocida como «Mi pobre angelito» (trata de un niño que se queda solo en NY, su familia se fue de viaje y lo olvidaron en casa, el niño pasa solo una navidad muy divertida) decía que quiero ir a New York en Navidad, y que quiero conocer el árbol gigante que sale en la película, el parque de los hermosos lagos que está en medio de la ciudad, quería ver todas esas luces que iluminan las calles, y en realidad de niña uno de mis mayores sueños era tener una navidad con nieve, y quería que sea como las imagines que veía en aquella película.
Considerando que con el pasar de los años las épocas de diciembre empezaron a perder significado en mi vida, y me convertí en un pequeño Grinch de Navidad, esa ilusión de verme en el gran árbol navideño del Rockefeller Center aún estaba dentro de mi como una gran ilusión.

Nueva York en Películas...
Cuando fui adolescente amaba las películas filmadas en New York, me sentía identificada con aquellas chicas solitarias que vivían en la «gran manzana» que paseaban en bicicleta y leían libros en el precioso Central Park, digo que me sentía identificada porque anhelaba llevar una vida así, me idealizaba viviendo ahí en la ciudad a la cual admiraba tanto.
En fin, de las películas a la realidad hay una diferencia abismal, y luego de algunos años llegó el día, recolectar documentos, respaldos económicos, fotos, entrevista, embajada. Era la primera visa que solicitaba para viajar, ya estaba en el nivel medio de turista empedernida. Tardé casi un mes esperando que me den cita para la entrevista y el día indicado en menos de 5 minutos me dijeron: Bienvenida a los Estados Unidos de Norte América, te haremos llegar tu pasaporte en 10 días.
Y yo !! estaba saltando de la alegría porque iba a tener mi primera Navidad con nieve y por fin iba a caminar por aquellas calles que tanto añoré cuando veía películas. Estaba tan cerca de robar unos minutos de la fantasía de la televisión y ponerlo en mi vida real 🙂
Considero que más allá de ir a explorar una ciudad para estas instancias los viajes se hicieron un sinónimo de independencia, sentía que mientras más viajaba mis sentimientos de realización eran más fuertes, por eso en mi interior llegar a Estados Unidos era otra de mis hazañas.
Por Fin en Nueva York!

Mis planes para este viaje eran específicos, el objetivo principal era dar un paso en Manhattan y ver como estaban engalanadas las calles con luces por doquier.
Mi día especial de diciembre había llegado, mi felicidad no me dejaba preocuparme en pensar como me voy a defender en los menesteres básicos dentro de un país con otro idioma, en ese entonces mi nivel de inglés era bajísimo; pero nada podría obscurecer la lucidez de mi alegría.
Lo primero que hice al llegar fue ir al árbol gigante de navidad con el que tanto soñé, y caminé por horas en esas calles iluminadas con ese extraño y particular efecto humeante. Mis amigos que me recibieron ahí me explicaban que hace ya varios años en el mes de diciembre dejó de nevar como antes, así que iba a resignarme a disfrutar de mi regalo de navidad sin nieve, no todo en la vida es como en las películas y no siempre los sueños se cumplen de la manera que planeas.
Mis anfitriones como buenos neoyorquinos residentes estaban dispuestos a darme todos los tips de la ciudad, y me entregaron un gran mapa de los 5 distritos que forman NY, inmediatamente me di cuenta que para llegar a conocer todo tenía que quedarme a vivir aquí.
Tan arraigada tenía en mí la historia de la famosa película que me encantaba cuando era niña, que al tercer día de haber llegado mis anfitriones tuvieron que viajar a Ecuador de emergencia y me dejaron sola en casa, a cargo de un primo que vivía a 1 hora de distancia con el cual me podía comunicar en caso de necesitar algo, me dieron una sim card para estar comunicada, una tarjeta de metro, y las llaves de casa. Repito; no todos los sueños se cumplen de la manera que uno desea.
Pero no pasa nada!! Estaba en NY !! En navidad !! Tenía una casa para mi sola!! Además tenía algunos conocidos que vivían ahí. Así que inmediatamente me comuniqué con algunas personas para decirles que estaba ahí que podíamos quedar para tomar algo, en caso de que tuviesen tiempo, y empecé a modificar todo mi itinerario. Al parecer todos mis conocidos trabajaban mucho, tenían horarios complicados de trabajo, así que me dedique a descubrir NY sola.
Angeles de Navidad ...
Al segundo día de estar sola en casa, apareció mi ángel, esta persona me conocía desde que yo era una niña, él vivía en NY por varios años, y habíamos esperado un largo tiempo para volver a vernos. Cuando tocó la puerta de la casa mi corazón dio un salto de alegría, ya no era » el pobre angelito», nos abrazamos por varios minutos y no parábamos de reír porque anteriormente el objetivo fue vernos en Ecuador y comer una pizza! Yo le decía: estoy aquí por mi pizza!!
Con él repetimos el tour de Manhattan pero en coche, con el clima bajo cero yo sacaba la cabeza por la ventana como si fuese el pleno verano, probé el mejor hot dog de mi vida en el Central Park, tuvimos una cena, comí las mejores donas de chocolate con café y todo ese día no fue suficiente para contarnos todo lo que habíamos vivido mientras estábamos lejos. Para él, ese y varios días no hubo trabajo, no hubo horarios, no había reuniones navideñas con amigos, sólo se preocupó por darme los mejores momentos en mi sitio soñado, no hubo nieve en esta navidad, pero tuve a mi propio ángel.

Él fue una de las pocas personas con quien compartí mi idea de salir del país, y le preguntaba, Usted cree que es tarde para querer empezar de cero en otro país? y sus sabios consejos en reflejo de su experiencia me decía: Yo salí de Ecuador cuando tenía 10 años más que tú, y no fue tarde, anda a donde quieras, tú puedes ser feliz en cualquier parte del mundo.
Comprendí que muchas veces las cosas banales y terrenales son tan grandes que no te dejan ver lo que de verdad importa, estamos pendientes de las cosas material, en enriquecer y obtener cosas que al final no tienen significado, detrás de lo que nuestros ojos pueden ver hay mucho más, está la bondad de la vida, los premios que te da el universo y los pone en tu camino, el tiempo que te dedican, la amistad, la consideración, el respeto, y el cariño de la gente que de verdad te quiere y te aprecia.
Mi ángel de NY ahora me ve desde cielo, y no sólo en Navidad, sino para siempre.
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